Siempre tuve la sensación que estaba dando saltos entre una profesión y otra, pero lo que no sabía era que me estaba formando y estaba aprendiendo una profesión que estaba por llegar.
Estudié Ingeniería técnica en Diseño Industrial y aprendí, entre otras cosas, a trabajar por proyectos, software de diseño gráfico y de CAD. Nada más terminar me concedieron una Beca de especialización profesional en un instituto tecnológico y tuve la oportunidad, allá por el 2001, de trabajar con impresoras 3D de alta definición. Al finalizar, me ofrecieron un nuevo reto y me lancé. Implementaría software CAD y la aplicación del Sharepoint de Microsoft para las oficinas técnicas de las empresas y haría la formación a medida para los diseñadores. Pero siempre me gustó ser docente, por lo que unos años más tarde me motivé a intentarlo en Secundaria.
Hace unos años tuve que hacer un paréntesis y decidí continuar con mis estudios. El Máster de Educación y TIC (Universitat Oberta de Catalunya) me dio la oportunidad de aprender todo un mundo alrededor de metodologías y herramientas digitales, que podría poner en práctica con mis alumnos. Y, ¿por qué no ayudar también a otros docentes? Fue entonces cuando empecé el Doctorado en Investigación Educativa (Universidad de Alicante), e igual que un rompecabezas, todo empezó a encajar…
Aquello que había ido aprendiendo a lo largo de mi trayectoria profesional (incluso personal), forma parte de mi tesis y de mi identidad profesional. Fue una sensación increíble, sentir cómo piensas que estás perdida, que has ido estudiando «cosas» a lo largo de tu vida que no te sirven para nada y, de repente, todo encaja.
Sin saberlo, se habían forjado unos cimientos de conocimiento que me han llevado a éste preciso momento.